El sector minero enfrenta varios desafíos serios que probablemente se intensifiquen, y su éxito futuro estará determinado por la forma en que las organizaciones mineras elijan llevarlo a cabo.
En el centro de estos retos es la fase descendente de los productos básicos – después de la temprana 21 st auge de siglo, impulsado por el motor incesante crecimiento de la economía china en expansión, la demanda mundial se ha debilitado significativamente. La innovación de productos no solo ha reducido la necesidad de los materiales básicos de la minería, sino que también ha identificado nuevas formas de reutilización de materiales en la economía circular.
Si bien estas tendencias amenazan la prosperidad futura de la minería, cambios tecnológicos significativos podrían ayudar a la minería a encontrar nuevas formas de navegar en estas desafiantes aguas.
En el centro de todo esto está la digitalización, una fuerza que ha revolucionado una variedad de mercados, pero que, como demuestra esta investigación, apenas ha comenzado a tener un impacto en la minería. La implementación inteligente de tecnologías digitales como IoT podría transformar la minería, haciéndola más productiva, eficiente, segura, sostenible y rentable, y por lo tanto, más capaz de enfrentar los desafíos que enfrenta.
El futuro de la minería radica en última instancia en la capacidad de fusionar la creatividad y la experiencia humanas con la capacidad cada vez más sofisticada de la tecnología para recopilar, procesar y analizar vastas franjas de datos.
Para operar de una manera coordinada que se adapta y reacciona al entorno que los rodea, estas máquinas autónomas necesitan poder interactuar entre ellas y comprender lo que está sucediendo en la mina. Al desplegar sensores inteligentes conectados en una red, IoT hace posible recoger datos de ubicaciones previamente elusivas y para que estos datos se comuniquen rápidamente a otros dispositivos, sembrando una red de dispositivos automatizados que se ajuste a las condiciones ambientales reales.
- En un momento en que la comodidad de la oficina se está convirtiendo en una norma mundial, la mina sigue siendo un lugar de trabajo únicamente peligroso e inconveniente. La automatización ofrece una forma de evitar todos los riesgos y gastos inherentes al empleo de personas en estas ubicaciones, al mismo tiempo que brinda la precisión y el ancho de banda de la tecnología al carbón.
- Por ejemplo, Freeport-McMoRan ya está utilizando drones para crear pendientes más pronunciadas en su mina, lo que reduce la cantidad de roca que necesita para acceder a los materiales. Estos drones no solo pueden escanear las minas desde perspectivas peligrosas y casi inaccesibles para los humanos, sino que también pueden comunicar instantáneamente cualquier información que recojan. Esto permite un análisis más rápido y detallado de las pendientes de la mina sin tener que desplegar trabajadores en la mina. Con máquinas cada vez más capaces de actuar con poca intervención manual, un futuro donde las máquinas adaptables y autónomas llevan a cabo las tareas operativas in situ de la minería, mientras que los empleados humanos trabajan de forma remota, parece probable y rentable.
¿Dónde encaja la inteligencia humana en esta visión del futuro?
La revolución digital ha creado nuevas formas para que los trabajadores interactúen con la tecnología, lo que significa que la inteligencia humana se puede aumentar con datos proporcionados digitalmente. Por ejemplo, la Realidad Virtual (VR) se puede utilizar para transportar figurativamente a un trabajador remoto directamente a la cara de carbón, lo que les permite aportar su propia experiencia a una situación. Mientras tanto, la Realidad Aumentada (AR) se puede implementar para garantizar que los datos relevantes se transmitan a un trabajador en tiempo real y que se les envíen advertencias e instrucciones instantáneas. Sin embargo, las compañías mineras tendrán que desarrollar nuevos conjuntos de habilidades si quieren adoptar la promesa de la tecnología digital.
Aquellos que lo hacen hábilmente podrán superar sus desafíos actuales a través de una mayor productividad y eficiencia, y la redistribución de los recursos humanos a roles más sofisticados a medida que la tecnología automatizada asume tareas más peligrosas y pesadas en datos.